El caso más famoso es del Volkswagen Beetle fabricado por Porsche. Cuando Hitler le encargó este diseño popular a Porsche, nadie imaginó que su mote de “beetle” o “escarabajo” pasaría a ser su nombre oficial. El caso del Mini cooper también resulta emblemático. Si bien aceptó su apodo de “Mini” desde el comienzo y sin ningún complejo, nunca sospechó que iba a inspirar a la diseñadora de la minifalda en los años ‘60 para crear esta prenda. El Citroën 2CV es icónico en este sentido y dueño de varios motes; por ejemplo en España se lo denomina “Patito Feo”, mientras que en Argentina se le da el apodo de “Sapo”.
En el deporte motor, el ritual de apodar los autos está más popularizado ya sea que el bautismo lo realice el piloto o los fanáticos. Hay nombres que no se olvidan como por ejemplo “La naranja mecánica” de Oscar Castellano, un Dodge de TC preparado por el mismo Castellano en su taller de Lobería. Debido a su particular color naranja para diferenciar su escudería y su éxito deportivo, se ganó el apodo propio de la selección de fútbol de Holanda de 1974. Otro caso es “La banana”, apodo con el que Luis Di Palma y sus compañeros bautizaron a la Cupe Torino 380W con la que corrieron en la misión argentina en las 24hs. de Nürburgring en 1969. El apodo surgió por un accidente que tuvo el auto durante las pruebas, este fue tan fuerte que el chasis no pudo ser corregido y presentaba una desviación.
También se puede citar a Sebastián Vettel, que por superstición y tradición bautiza todos sus monoplazas Red Bull con nombres de mujer. El más llamativo fue el modelo RB9 del año 2009, bautizado con el nombre de Kate. En el gran premio de Australia sufrió un grave accidente por el que se cambió el chasis, por esto Vettel lo renombro: Kate´s dirty sister (la hermana sucia de Kate).-
fuente; demotores.com.ar
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