¿ A cuanto corren los T.C. ?
Revista Parabrisas Nro 60. Noviembre de 1965
Las curvas lentas se abordan en segunda velocidad (Aquí la menos veloz del Autódromo, es decir la de entrada al segundo mixto). La tendencia sobrevirante del Falcon puede corregirse fácilmente con el acelerador y suaves golpes de volante
Más de 200 kilómetros por hora, sin duda. Pero ¿cuanto más? ... Sobre esta incógnita se tejen las más descabelladas suposiciones y se crean mitos destinados a satisfacer la vertiginosa imaginación del público. Si bien con más posibilidades de estar en lo cierto, la redacción de PARABRISAS se hacía la misma pregunta mientras buscaba una respuesta en planillas de promedios, tipos de multiplicación, rodados y posibles revoluciones máximas de los motores en juego
Finalmente salimos a cronometrar los fierros calientes en su propia salsa, en carrera. Elegimos una recta adecuada, y supimos la verdad: hay varios que sobrepasan los 200, y el más veloz es Rienzi con 222 km/h. No descontamos que en condiciones muy óptimas, con multiplicaciones extralargas y luego de un buen tramo de embalaje, algunos de ellos llegue a sumar algunos pocos kilómetros a esas marcas. Lo demás es pura imaginación.
Otro hecho de mucha importancia en esta categoría, es el gran salto que significó la aparición en competencia de máquinas nuevas, que dejaron de lado la mostrenca tradición en materia de diseño y se avinieron a utilizar vehículos de concepción moderna, como el caso del famoso Chevy II de Jorge Cupeiro.
Otro hecho de mucha importancia en esta categoría, es el gran salto que significó la aparición en competencia de máquinas nuevas, que dejaron de lado la mostrenca tradición en materia de diseño y se avinieron a utilizar vehículos de concepción moderna, como el caso del famoso Chevy II de Jorge Cupeiro.
Dentro de esa corriente renovadora, nos pareció interesante fijar la atención en las experiencias que viene realizando la fábrica Ford con sus Falcon, los que a pesar de su menor cilindrada logran acercarse a los más veloces del momento. Elegimos entonces el Falcon TC como cobayo de este movimiento renovador, y le dedicamos un test especial de velocidad y manejo, que el lector podrá consultar en estas páginas.
Oscar Alfredo Gálvez, el gran terco del Ford, calzaba seis pistones en un block reluciente. Pocas horas después, la media docena de émbolos comenzaría su danza endemoniada en el Autódromo Municipal, bajo el capot de un Falcon TC.
Oscar Alfredo Gálvez, el gran terco del Ford, calzaba seis pistones en un block reluciente. Pocas horas después, la media docena de émbolos comenzaría su danza endemoniada en el Autódromo Municipal, bajo el capot de un Falcon TC.
Quedamos gratamente impresionados por la estabilidad y la terminación del automóvil. En las pruebas especiales, el pilotaje de Nasif Estéfano y Atilio Viale garantizó la performance del Ford
Para completar su examen a la categoría Turismo de Carretera, PARABRISAS, con el acuerdo de Ford Motor Argentina, probó la unidad que Rodolfo de Alzaga tripulara en la Doble Vuelta de Mar del Plata. Elegimos el Ford Falcon TC por tratarse del vehículo en actividad que guarda mayor similitud con los automóviles de producción normalizada, y para contrastar su performance con la obtenida por los híbridos característicos de la categoría.
Refiriendose al Falcon
La voz aflautada y los geográficamente inmensos de Gálvez, le deslizaron en cierta oportunidad al mismísimo Henry Ford: "Usted se pasó al hacer este auto". Al margen de haberse reunido en una curiosa confidencia dos hombres de función profundamente dispar y de las jocundas reflexiones que pueda despertar el comentario, lo cierto es que la frase dirigida por Oscar Gálvez al apellido más importante de su vida reconoce -poco objetivamente pero reconoce- el valor de las nuevas generaciones, sean de hombres o de automóviles.
Estamos de acuerdo entonces en que el Ford Falcon TC que probara PARABRISAS no tenía diferencias mecánicas fundamentales con respecto al Falcon taxímetro que podemos tomar en la esquina. Exteriormente se lo podía confundir con cualquier otra unidad de la marca y sólo un exquisito observador hubiera podido reparar en dos detalles reveladores; las cubiertas Cinturato y la boca del tanque de nafta anulada.
Estamos de acuerdo entonces en que el Ford Falcon TC que probara PARABRISAS no tenía diferencias mecánicas fundamentales con respecto al Falcon taxímetro que podemos tomar en la esquina. Exteriormente se lo podía confundir con cualquier otra unidad de la marca y sólo un exquisito observador hubiera podido reparar en dos detalles reveladores; las cubiertas Cinturato y la boca del tanque de nafta anulada.
Una duda cruel me aqueja, y es más fuerte que esta reja... Falcon TC o Falcon taxímetro ... ?
Las butacas anatómicas y la distancia entre el respaldo y el volante y pedales, confirman rápidamente una posición de manejo muy cómoda. También los cambios de marcha pueden efectuarse sin necesidad de arquear la columna vertebral y por fin, apenas se ingresa al Falcon TC puede uno darse una completa idea de la excelente terminación dada al automóvil. La manufactura de tanques, bombas, tablero, butacas y cañerías es directamente superior. Todo esto hace al confort del piloto porque "buena terminación" no sólo comprende a las cosas bonitas sino las cosas bien hechas e inteligentemente colocadas.
Sobre el tablero, de izquierda a derecha, fueron dispuestos seis cuadrantes que pueden leerse con notable facilidad: amperímetro, cuentavueltas, medidor de presión para la bomba de nafta, y luego, agrupados y a la vista del acompañante, termómetro de agua, manómetro de aceite y termómetro de aceite.
Todos estos elementos, así como los comandos de luz interior, stop, limpia - parabrisas, luces de ruta, ignición, bomba eléctrica de nafta y luz testigo de carga, están convenientemente señalados por cintas impresas visibles, aún en condiciones de marcha desfavorables. A mano del acompañante se instalaron el comando de la bomba renovadora de agua y la manivela que acciona el mecanismo de reposición de aceite. Estas operaciones pueden ser efectuadas sin modificar la posición normal de navegación. A su vez puede verificarse la correcta operación de estos comandos mediante tramos transparentes de cada una de las mangueras.
Los redactores de PARABRISAS observaron la poca altura del cojín de las butacas con referencia al piso del auto. Honestamente, es cierto que en carrera no hace falta visualizar a dos metros por delante de la trompa, pero si se elevara solo unos centímetros el puesto de conducción se facilitaría la visibilidad hacia la izquierda en las curvas agudas, que ahora dificulta el ángulo del parante.
Sobre el tablero, de izquierda a derecha, fueron dispuestos seis cuadrantes que pueden leerse con notable facilidad: amperímetro, cuentavueltas, medidor de presión para la bomba de nafta, y luego, agrupados y a la vista del acompañante, termómetro de agua, manómetro de aceite y termómetro de aceite.
Todos estos elementos, así como los comandos de luz interior, stop, limpia - parabrisas, luces de ruta, ignición, bomba eléctrica de nafta y luz testigo de carga, están convenientemente señalados por cintas impresas visibles, aún en condiciones de marcha desfavorables. A mano del acompañante se instalaron el comando de la bomba renovadora de agua y la manivela que acciona el mecanismo de reposición de aceite. Estas operaciones pueden ser efectuadas sin modificar la posición normal de navegación. A su vez puede verificarse la correcta operación de estos comandos mediante tramos transparentes de cada una de las mangueras.
Los redactores de PARABRISAS observaron la poca altura del cojín de las butacas con referencia al piso del auto. Honestamente, es cierto que en carrera no hace falta visualizar a dos metros por delante de la trompa, pero si se elevara solo unos centímetros el puesto de conducción se facilitaría la visibilidad hacia la izquierda en las curvas agudas, que ahora dificulta el ángulo del parante.
El éxito promocional de los Falcon TC se edifica sobre la similitud que guardan el auto de carrera y el de calle ¿No los confundiría usted?
Otro de los problemitas del TC que, aún no pudo ser resuelto por los técnicos que lo atienden, es el escaso despeje entre el suelo y los tubos de escape. Esto sucede porque la estructura autoportante no permite empotrarlos en la carrocería, pero Gálvez y sus huestes confían en resolver el inconveniente antes del Gran Premio.
En la pista
Nuestro primer tema fue girar en el circuito perimetral del Autódromo. Ford Motor Argentina designó como el piloto a los señores Nasif Estéfano y Atilio Viale del Carril por haberlo solicitado así PARABRISAS, de modo que pueda garantizarse la mejor performance del vehículo.
Desde luego se sospechó que la estabilidad del automóvil no tendría nada que ver con la del Falcon standard, pero la capacidad de tenida fue la mayor sorpresa en nuestro ensayo. En curvas veloces como el curvón y la de Ascari, el limite de adherencia se coloca en velocidades muy elevadas, casi imprevisibles.
No se consiguieron tiempos sorprendentes -es verdad- pero el Falcon TC estaba desmultiplicado para beber vientos en ruta (puente trasero 3.54) y entonces es lógico que se hayan resentido las reprisses. Por tal motivo las pruebas de aceleración no diferenciaron al Falcon TC de un buen automóvil de calle hasta después de los 400 metros, pero en cambio la relación de engranajes de piñón y corona dio sus resultados en el examen de velocidad máxima. Con suave viento de cola obtuvimos una marca de 211.700 km/h, previa a una pasada con viento frontal efectuada en 18.8 segundos equivalentes e 191.485 km/h sobre la base de un kilómetro lanzado. Aquí comprobamos de paso que la estabilidad longitudinal es excelente y que ni siquiera las imperfecciones del camino desviaban la correcta línea de marcha. Esta virtud en circuitos rápidos como el perimetral, contribuye en robusta medida a impostar el automóvil con exactitud para penetrar en las curvas rápidas. Y en estos casos es cuando se manifiesta más notablemente la capacidad del Falcon para hacer cosas muy interesantes.
Desde luego se sospechó que la estabilidad del automóvil no tendría nada que ver con la del Falcon standard, pero la capacidad de tenida fue la mayor sorpresa en nuestro ensayo. En curvas veloces como el curvón y la de Ascari, el limite de adherencia se coloca en velocidades muy elevadas, casi imprevisibles.
No se consiguieron tiempos sorprendentes -es verdad- pero el Falcon TC estaba desmultiplicado para beber vientos en ruta (puente trasero 3.54) y entonces es lógico que se hayan resentido las reprisses. Por tal motivo las pruebas de aceleración no diferenciaron al Falcon TC de un buen automóvil de calle hasta después de los 400 metros, pero en cambio la relación de engranajes de piñón y corona dio sus resultados en el examen de velocidad máxima. Con suave viento de cola obtuvimos una marca de 211.700 km/h, previa a una pasada con viento frontal efectuada en 18.8 segundos equivalentes e 191.485 km/h sobre la base de un kilómetro lanzado. Aquí comprobamos de paso que la estabilidad longitudinal es excelente y que ni siquiera las imperfecciones del camino desviaban la correcta línea de marcha. Esta virtud en circuitos rápidos como el perimetral, contribuye en robusta medida a impostar el automóvil con exactitud para penetrar en las curvas rápidas. Y en estos casos es cuando se manifiesta más notablemente la capacidad del Falcon para hacer cosas muy interesantes.
Ecco il motore. A la vista el servo de freno, los carburadores Holley y los tres conductos de nafta
Es netamente sobrevirante pero sin exageraciones. Más aún, el Falcon TC anuncia con claridad lo que piensa hacer y siempre da tiempo para la corrección. Oscar Gálvez -de cuya experiencia no puede dudarse- piensa que en cuanto a estabilidad no hay punto de comparación entre el producto moderno y las cupés tradicionales. Nadie lo discute.
La caja de velocidades es original de Falcon Sprint. No pudo adaptarse la Galaxie de uso generalizado en el TC a causa de sus relaciones que reclaman un motor mucho más potente que el del Falcon TC pero sus cuatro marchas escalonadas hábilmente, sirven sin ninguna dificultad al automóvil argentino. El accionamiento es bastante preciso y de recorridos breves. Para conectar el retroceso es necesario accionar un gatillo que evita peligrosas equivocaciones en marcha hacia adelante y solo podemos reprochar cierto movimiento "loco" de la palanca aún con los cambios introducidos.
Para el circuito perimetral se usa segunda en la horquilla (recordamos que el auto ensayado por PARABRISAS tiraba la 3.54), tercera y cuarta en la recta, tercera en el curvón y cuarta nuevamente en la curva de Ascari.
La caja de velocidades es original de Falcon Sprint. No pudo adaptarse la Galaxie de uso generalizado en el TC a causa de sus relaciones que reclaman un motor mucho más potente que el del Falcon TC pero sus cuatro marchas escalonadas hábilmente, sirven sin ninguna dificultad al automóvil argentino. El accionamiento es bastante preciso y de recorridos breves. Para conectar el retroceso es necesario accionar un gatillo que evita peligrosas equivocaciones en marcha hacia adelante y solo podemos reprochar cierto movimiento "loco" de la palanca aún con los cambios introducidos.
Para el circuito perimetral se usa segunda en la horquilla (recordamos que el auto ensayado por PARABRISAS tiraba la 3.54), tercera y cuarta en la recta, tercera en el curvón y cuarta nuevamente en la curva de Ascari.
Instrumentación completa, buena posición de manejo
El salto al circuito nro 4 -el más intrincado- reveló alguna fatiga en los frenos y una vez más subrayó la necesidad de andar en el Autódromo con una relación inferior de puente trasero. Viniendo en cuarta por la recta, se juega en segunda y tercera la primer parte del mixto. Sobre la curva de Ascari puede conectarse la cuarta y debe devolverse a la segunda para negociar la parte restante del tramo sinuoso. Se baja del tobogán en tercera y la horquilla se traspasa en segunda.
Lógicamente este circuito no es lo más indicado para un TC -el Falcon lo es al fin- pero el tiempo resultante nos servirá para evaluar comparativamente a otros vehículos que probemos en lo sucesivo.
No hay dificultades para hacer el "punta y taco", mientras que el embrague (de uso muy progresivo en las aceleraciones desde 0 Km/h) parece resistir cualquier tipo de uso. La dirección está muy bien multiplicada, y lo que se pierde en suavidad se gana en vueltas de volante. Tanto es así que aún sobrevirado pueden realizarse con toquecitos muy breves.
Un último ejercicio: Como el valor de estas pruebas reside exclusivamente en la comparación, junto a las pruebas de aceleración, tiempo en circuitos diferentes y velocidad máxima, establecimos dos puntos de referencia, 100 metros antes y 100 metros después de la horquilla, para medir el frenaje y la salida del vehículo. En varias oportunidades se repitió el experimento hasta lograr un tiempo promedio de 15.1 segundos.
La unidad testeada por PARABRISAS estaba equipada con motor de Falcon Futura rectificado a 0.40 de pulgada, tres carburadores Holley con difusores agrandados y garganta de pick up Ford 6 cilindros. Se utilizaron bujías Autolite 6.03, cubiertas del tipo Cinturato 185 x 15 y 9.4:1 de compresión. En el momento de iniciar las pruebas (siempre con dos personas a bordo) el automóvil transportaba 100 litros de nafta, 8 de aceite y 20 de agua.
Lógicamente este circuito no es lo más indicado para un TC -el Falcon lo es al fin- pero el tiempo resultante nos servirá para evaluar comparativamente a otros vehículos que probemos en lo sucesivo.
No hay dificultades para hacer el "punta y taco", mientras que el embrague (de uso muy progresivo en las aceleraciones desde 0 Km/h) parece resistir cualquier tipo de uso. La dirección está muy bien multiplicada, y lo que se pierde en suavidad se gana en vueltas de volante. Tanto es así que aún sobrevirado pueden realizarse con toquecitos muy breves.
Un último ejercicio: Como el valor de estas pruebas reside exclusivamente en la comparación, junto a las pruebas de aceleración, tiempo en circuitos diferentes y velocidad máxima, establecimos dos puntos de referencia, 100 metros antes y 100 metros después de la horquilla, para medir el frenaje y la salida del vehículo. En varias oportunidades se repitió el experimento hasta lograr un tiempo promedio de 15.1 segundos.
La unidad testeada por PARABRISAS estaba equipada con motor de Falcon Futura rectificado a 0.40 de pulgada, tres carburadores Holley con difusores agrandados y garganta de pick up Ford 6 cilindros. Se utilizaron bujías Autolite 6.03, cubiertas del tipo Cinturato 185 x 15 y 9.4:1 de compresión. En el momento de iniciar las pruebas (siempre con dos personas a bordo) el automóvil transportaba 100 litros de nafta, 8 de aceite y 20 de agua.
Por Carlos Thiery
creditos: www.testdelayer.com.ar
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