Es la versión más radical del mítico modelo. Su motor aspirado de 500 caballos de fuerza es el más potente de la marca en la actualidad.
Este año se cumple el primer medio siglo de existencia de uno de los modelos mas emblemáticos del Ford. El Mustang es también ejemplo clásico de qué es de lo que hablamos cuando nos referimos a los “muscle cars” norteamericanos. Hubo festejos varios, incluyendo haber colocado a un ejemplar en la cima del edificio Empire State neoyorquino, tarea que demandó su desarmado y posterior vuelta a armar tras subir las piezas por separado.
Ahora le llega el turno al más potente Mustang de su sexta generación. Se trata del Shelby GT350, una hermosa bestia de 500 caballos, una potencia jamás alcanzada antes por Ford con un motor normalmente aspirado, como es el caso. Se trata de un V8 de 5.2 litros de cilindrada con un torque máximo de 400 Nm del que pueden dar fe las ruedas traseras de este Mustang.
Además de potente, esa planta motriz tiene una solución tecnológica particular que lleva su rendimiento al máximo. Nos estamos refiriendo a su configuración de cigüeñal plano, usada también por Ferrari, por ejemplo, que tiene los codos de biela alineados a intervalos de 180º, a diferencia de los convencionales V8, que están a 90º.
Los motores con cigüeñal plano giran mucho mejor a altas revoluciones, aunque penen al regular o en bajas r.p.m. Esto puede generar cierta incomodidad al manejar el auto a velocidades bajas, pero es una sinfonía cuando va rápido. Justamente lo que se le pide a un auto puramente deportivo. Además, el conductor del Shelby GT350 tiene a su disposición una caja manual de seis marchas con relaciones que facilitan ese uso. Este Mustang tiene también un diferencial trasero Torsen de desplazamiento limitado que facilita el agarre en todo tipo de situaciones.
Además del ronco sonido del motor (su configuración de cigüeñal también se aprecia con el oído), un coche deportivo tiene que agradar a la vista. Y por supuesto es el caso de este Mustang. La típica trompa de esta cupé, con las franjas longitudinales hasta el mismo piso, deja ver unas molduras que asemejan los colmillos de la cobra que pretender ser. Una parrilla no muy grande se combina con unas ópticas acordes y donde se destacan las luces del tipo LED. Claro que el emblema de "La Cobra", característica histórica de esta versión, también se luce en su frontal.
Por dentro se destacan unas butacas deportivas, casi de competición, y una consola central ancha e inclinada. En la parte superior, unos relojes que representan la temperatura y la presión de aceite, detalles típicos de un deportivo de pura cepa. En su construcción, además, abundan los materiales livianos.
El nombre del modelo refiere a Carroll Shelby, piloto y diseñador de autos fallecido en 2012 y cuya compañía está ligada a Ford para lograr autos de alta performance. Se espera que en algún momento llegue el GT500 (¿tendrá más de 700 caballos?), pero hasta entonces, ningún otro opacará al GT350 que acaba de presentarse en el Salón del Automóvil de Los Ángeles. Es la estrella más nueva de una historia que supo colocar en la calle 9,4 millones de Mustang desde 1964.
fuente: demotores.com